¿Cómo nos exponemos a las nanopartículas?
Figura 1. Recuperada de https://bit.ly/3isiM2K
Desde hace mucho tiempo los seres humanos hemos estado expuestos a nanopartículas de origen natural como las generadas en las erupciones volcánicas, incendios forestales y demás desastres, pero a lo largo de la historia se han agregado nanopartículas al ambiente que podemos clasificar como de origen industrial o “nanotecnología”, estas son producidas por la combustión de los motores y fábricas, y las que tienen una actividad específica (médica o farmacéutica).
El aumento de la producción de nanomateriales fabricados y la expansión de productos de consumo que los incorporan conllevan a una mayor exposición a los mismos, tanto para los trabajadores, los consumidores como el medio ambiente. Asimismo, su presencia en ecosistemas, principalmente los acuáticos puede tener gran influencia en el funcionamiento de los mismos, afectando por tanto al desarrollo de los seres vivos que dependen de ellos.
Puesto que las nanopartículas son producidas con técnicas relativamente nuevas, no hay una reglamentación específica sobre ellas. En este aspecto, la Nanoética es un área de la Ética que estudia la Nanotecnología y sus productos, cuya finalidad es servir de guía para elaborar normas de entrenamiento, prohibición y restricción en cuanto al uso de nanomateriales
En la actualidad, las ventajas que ofrecen los productos que contienen nanomateriales fabricados han llevado a que estén presentes en casi todos los sectores industriales. Algunas de sus aplicaciones más destacadas se encuentran en la industria de la alimentación, la energía, la construcción, la medicina, la cosmética, la ingeniería de materiales, la aeroespacial, la electrónica, la biomedicina o la ingeniería medioambiental, por citar algunos campos de aplicación. Sin embargo, las mismas propiedades que los hacen útiles les proporcionan propiedades nuevas, lo que plantea la posibilidad de que éstos puedan tener efectos potencialmente adversos para la salud de las personas y el medio ambiente.
De acuerdo con la publicación “Investing in nanotechnology” de la revista Nature biotechnology [21, 1144-1147 (2003)] el desarrollo de las nanotecnologías va en aumento y por ende también nuestro contacto con ellas, como por ejemplo en herramientas o instrumentos (microscopios, etiquetas moleculares, microfluidos , etc), nuevos y más resistentes materiales (textiles, cerámicas), dispositivos novedosos (sensores, circuitos), etc. Este crecimiento de exposición se debe principalmente a las exigencias de la sociedad y el desarrollo de grandes países como Estados Unidos, la Unión Europea y China.
La investigación en nanoseguridad se está desarrollando a un ritmo vertiginoso, por ello conviene destacar que los avances generados en este campo, en relación a mejorar la salud y seguridad, deberán ser tenidos en cuenta para establecer las estrategias más adecuadas para la caracterización de la exposición laboral a nanomateriales fabricados y la determinación de las medidas de prevención y protección a utilizar en cada caso.
Así como las sustancias tóxicas macroscópicas, las nanopartículas pueden ser igual o más perjudiciales ya que las propiedades como área de superficie, composición química, tamaño, forma, carga, etc tienen un importante papel en la actividad toxicológica.
Cabe destacar que, no todos los nanomateriales son potencialmente peligrosos para la salud y el medioambiente, tanto es así que convivimos con algunos de ellos desde hace miles de años, como se mencionó anteriormente, y estamos totalmente adaptados a su presencia.